Había una vez un bosque en que todos los animales jugaban felices y contentos. Tanto que el sol que los veía quiso jugar con ellos. Estos le dejaron jugar, pero cuando el sol bajó del cielo y se acercó al bosque, ninguno podía resistir el calor y todos huyeron a esconderse.
Entonces, el sol volvió a subir junto a las nubes, pero estaba tan triste que ya no quería salir a iluminar nada, y sin el sol, todo se fue apagando, y el precioso bosque y sus animales también. Los animales, sabiendo la causa que apenaba al sol, se reunieron a pensar en formas de alegrarle, hasta que alguien propuso jugar con él de noche, cuando ya no quema, y así evitar sus rayos. Y así lo hicieron.Todos tuvieron que hacer un gran esfuerzo para descansar más durante el día y poder jugar por la noche, pero tenían tantas ganas de alegrar a su amigo el sol, que nadie puso ninguna pega, y la luz y la alegría volvieron al bosque y al resto del mundo.
(Es uno de los maravillosos cuentos creados por cada uno de los grupos del "Taller de Cuentos Creativos" que he dirigido esta tarde en el colegio Tajamar de Madrid. Quiero dar las gracias a todos los que han participado, porque ha sido una experiencia divertida y enriquecedora.)
Jugando con el sol
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